El Yoga es un camino de observación y autoconocimiento, que nos ayuda a traer consciencia a nuestro día a día. Te ayuda a estar y sentirte mejor conectando tu cuerpo, tu mente y tus emociones. Te ayuda a entender cómo tu cuerpo es un reflejo de tus emociones, tus pensamientos, tus sentimientos, de cómo manejas tu vida y que a través de él, como herramienta de introspección, de autoconocimiento, puedes iniciar un camino de reencuentro hacia ti mismo, descubriendo cosas muy interesantes.

El Yoga nos muestra como el cuerpo es una herramienta de autoconocimiento, porque tu práctica es un reflejo de ti misma, de ti mismo, de cómo te encuentras, de tu capacidad para resistir o abandonar, de ser indulgentes o exigentes, y por otro lado, el Yoga considera que el cuerpo alberga lo más preciado que tienes, tu ser.

A través de las asanas (posturas de Yoga) movemos nuestro cuerpo en flexiones y extensiones, torsiones, resistencia y equilibrio. Lo que se trabaja en la práctica hay que llevarlo al día a día que es dónde el Yoga realmente tiene sentido. La práctica no termina cuándo enrollamos la esterilla, sino cuándo tengo que enfrentar las situaciones, cuándo tengo que expresarme, cómo me comunico, cómo gestionamos la información, si somos reactivos, si podemos encontrar la calma.

Os acompañaremos en este proceso para ver cómo a través de tu cuerpo, puedes acceder y reconocer a partes de ti mismo que no conocías, a tu interior, a tus emociones, pensamientos, sensaciones internas y cómo estas se reflejan en tu cuerpo.

El Yoga nos enseña a través de la atención a cultivar esa relación con nosotros mismos, sintiendo y escuchando, viendo cómo nuestro cuerpo cuenta nuestra historia en forma de flexibilidad, o falta de ella o resistencia o lo equilibrado que esta nuestro cuerpo.

El Yoga busca crear espacio, porque la tensión es la información que no hemos sabido procesar o gestionar, cuándo soltamos esa tensión y permitimos que la energía empiece a fluir, nuestro cuerpo respira.