Lokah Samastah Sukhino Bhavantu «Que todos los seres, en todas partes, sean felices y libres, y puedan los pensamientos, palabras y acciones de mi propia vida, contribuir de alguna manera a la felicidad y la libertad de todos”.
Cuándo hacemos yoga y meditación, se da una Presencia corporizada, experimentamos el momento presente directamente, podemos observar esa cualidad palpable de la conciencia. Cuándo hay presencia vemos las cosas desde un segundo plano, sin lucha, sin identificación con lo que pensamos, reconocemos quiénes somos realmente y llegamos a descubrir lo que significa ser humano y no hacedor humano.
El camino de transformación que es el yoga requiere, cultivar una mente de abundancia, pero desde el ser y no desde el hacer, desde el lugar de no saber, desde la vulnerabilidad, desde la transparencia, desde la humanidad compartida. Nuestra razón intenta ajustar la realidad a lo que ella es capaz de comprender, por eso necesitamos por una parte humildad para reconocer que no sabemos y por otra, voluntad firme de saber.
Cuándo entramos en contacto con el silencio y la quietud mental, emergen nuestras más profundas intuiciones, cuándo dejamos a un lado los conocimientos acumulados y percibimos como el ser se nos releva. Desde la perspectiva contemplativa nos damos cuenta que el Ser puede estar vivo, que la personalidad está condicionada por el pasado y cuándo dejamos de identificarnos con el tener, empezamos a reconocernos en la luz del ser. La práctica de la meditación y del yoga es la realización del ser, pero no sólo en nuestro beneficio, sino en el de todos los seres vivos.
Los retos más difíciles de la vida están imbuidos del ser y nos damos cuenta que podemos aprender que el ser se releva a través del sentir. Todo es impermanente, hasta que ves la armonía, el Ser es el trasfondo de todo, hay algo dentro de ti que no está afectado por los condicionamientos y es a través de la rendición como lo podemos descubrir.
También podemos conocernos a través de la escucha profunda de otras personas, a través de la vulnerabilidad. La vulnerabilidad es la puerta al ser, no es debilidad, es apertura pura, te sientes poroso, permeable, es una de las cualidades más bellas como seres humanos, permite que todo entre en nuestros corazones, en nuestra psique sin corazas, sin bloquear las cualidades para experimentar plenitud.
Permitirnos ser percibidos para los demás, actuar tal y como somos, ser transparentes. Para ello tenemos que dejar el peso del miedo y vivir de una forma transparente. Las enseñanzas del Bodhisattva plantean estar en el camino del ser, no sólo en beneficio propio, sino en el de todos. El mantra que refleja todo esto es Lokah Samastah Sukhino Bhavantu «Que todos los seres, en todas partes, sean felices y libres, y puedan los pensamientos, palabras y acciones de mi propia vida, contribuir de alguna manera a la felicidad y la libertad de todos”. Sentir que formamos parte de una Humanidad compartida, permitir que nuestra pena se convierta en determinación para afrontar el mundo con fortaleza y sentido común. Ver el mundo y a nosotros mismos reparados
Namasté
Lokah Samastah Sukhino Bhavantu
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