El Yoga pretende transmitirnos el conocimiento sobre nuestro propio cuerpo, así como los valores fundamentales e ideas que inviten a la indagación y la compasión. He recopilado diferentes investigaciones que demuestran los múltiples efectos beneficiosos que tiene el yoga en nuestra salud y como todos ellos de manera conjunta, mejoran el funcionamiento de nuestro sistema inmunitario. Esto es algo que nosotros, como practicantes de yoga, hemos «sentido» durante mucho tiempo y me encanta que investigaciones en el ámbito de la salud, lo corroboren, que ahora existan evidencias científicas para respaldar nuestras afirmaciones experienciales. Veamos algunas de ellas:
Ser más conscientes, atentos y amables:
El cuerpo influye en nuestros estados mentales. Incluir sesiones de estiramientos, trabajar la conciencia corporal, movimientos lentos y estiramientos, se favorece el eje neuromuscular, la conexión de las neuronas y los músculos (Universidad de California).
Con la práctica nos tornarnos más conscientes de los pensamientos, de los sentimientos y de las sensaciones corporales, aumentamos nuestra capacidad de elegir y, en consecuencia, nuestra libertad, al sustraernos a las viejas «rutinas mentales». Nos ayuda a aumentar nuestra conciencia, para dejar de reaccionar automáticamente y poder responder libremente a las situaciones. Y esto es algo que hacemos cobrando conciencia de dónde está nuestra atención y cambiando deliberadamente su foco una y otra vez.
Existe una evidencia acumulada de efectos positivos del yoga en la salud mental, la salud física y el bienestar (Tolahunase et al., 2018).
Reducción del estrés:
Cuando comenzamos a practicar Yoga, nuestro Sistema nervioso Parasimpático se activa, disminuyendo la cantidad de cortisol en sangre, aumentando la activación de nuestro nervio vago y en consecuencia de la liberación de los neurotrasmisores, generando sensación de bienestar y descanso. (Parshad et al, 2004).
Diversos estudios han demostrado que el yoga y un estilo de vida saludable tienen un papel importante en el daño oxidativo del DNA (ácido desoxirribonucléico) y el envejecimiento celular, viendo como se produce una reducción de los radicales libres que se unió con una reducción en la inflamación y la producción del cortisol. (Kumar, 2015)
Los investigadores de la Universidad de Ohio en Columbus realizaron un estudio con 50 mujeres de una edad promedio de 41 años divididas en dos grupos, mujeres con una práctica habitual y principiantes. El equipo de investigadores descubrió que las mujeres principiantes tuvieron una respuesta inflamatoria mayor a las tareas estresantes que las que lo practicaban con frecuencia. (Ohio State University, 2010).
Reducción de la depresión:
El yoga modula el sistema nervioso mediante la reducción de la actividad simpática, reduciendo el cortisol basal. Efectos del yoga sobre los síntomas depresivos en las personas con trastornos mentales: una revisión sistemática y un metanálisis (Brinsley et al. 2020). Otra investigación reciente examina todos los estudios hasta la fecha (o metanálisis) sugiere que las prácticas basadas en la atención plena, como el yoga y la meditación, son prometedoras como tratamiento basado en la evidencia para los trastornos de salud mental, en particular la depresión (Goldberg et al., 2018).
Aumento de la sensación de relajación y emociones positivas:
Con el Yoga es posible alterar el ritmo, la frecuencia y la profundidad de la respiración. Los pranayamas enseñan exactamente ese control voluntario, ejerciendo influencia sobre los mecanismos involuntarios y modulando la interacción entre el sistema nervioso simpático y parasimpático y, en consecuencia, el eje hipotálamo hipofisario (HHA). Estas técnicas inhiben el sistema nervioso simpático mientras que estimulan el sistema nervioso parasimpático.
Con práctica, los quimiorreceptores relacionados con el dióxido de carbono (CO2) del tronco cerebral empiezan a responder cada vez menos al aumento de CO2 durante la exhalación hasta el punto en que el individuo es capaz de exhalar lentamente y, aún así, reducir la frecuencia cardíaca. Las técnicas de respiración yóguica apuntan a extender la exhalación y a aumentar la retención de la respiración Kumbhaka). Esto provoca un entrenamiento tan fuerte del sistema nervioso autónomo que la frecuencia cardíaca desciende a niveles muy bajos, incluso cuando el individuo no está practicando yoga, ya que el patrón respiratorio general se ha visto profundamente alterado. Por consiguiente, el ajuste de la respiración es probablemente una de las razones de la eficacia del yoga en el aumento de sentimientos de relajación y emociones positivas. (Ferreira-Vorkapic et al, 2010)
Mejora de la calidad del sueño:
Los practicantes de yoga duermen mejor y de manera más profunda, esto es debido a su influencia en nuestro sistema endocrino, sobre todo en la producción de la melatonina, previniendo enfermedades como la obesidad, la hipertensión, la depresión y una amplia variedad de enfermedades debidas a la inflamación o la oxidación.
Reduce la inflamación y evita la degeneración celular:
La práctica regular de ejercicio ejerce un efecto de disminución de los marcadores plasmáticos de inflamación, otorgando al ejercicio el valor de herramienta práctica en la lucha contra la inflamación que se da en el organismo, y que es la causa de tantos desordenes de salud, o dicho de otra forma, el ejercicio es una medicina que junto a otras herramientas médicas ejerce un efecto antiinflamatorio.
En diferentes estudios (Herrara-Covarrubia, 2010) también se vio como el ejercicio incrementaba la producción, por parte de determinados tejidos del cuerpo como el hígado, de sustancias antiinflamatorias. Estas sustancias antinflamatorias que se generaban en respuesta a la práctica regular de ejercicio físico, ejercían su efecto contra la inflamación en variados y diversos tejidos del organismo siendo beneficioso en tejidos diversos como el cerebro, el tejido adiposo y a nivel cardiovascular. Lo que otorga al ejercicio la capacidad de disminuir la inflamación, proteger determinados órganos del cuerpo humano y evitar la degeneración y envejecimiento al que se ven sometidos por la inflamación baja crónica.
Toda la revisión científica sugiere que el yoga puede regular citoquinas proinflamatorias, siendo un complemento ideal para enfermedades asociadas a inflamación, nos ayuda a mejorar nuestra calidad de vida en general, bajando los niveles de cortisol, ayudándonos en nuestra respiración y actividad celular.
Todo lo descrito es importantísimo para nuestra salud y bienestar, pero no podemos olvidar que es igualmente necesaria la satisfacción interior, trabajar en equipo con la vida, la búsqueda de sentido, la fortaleza y la ecuanimidad. El yoga ofrece un arte de vivir, una manera de estar presentes en el mundo.
Namasté
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