El Yoga aumenta la autonomía, el sentido del bienestar. Favorece la Relación corporeizada, el habitarse, no sentirse disociado, atender a lo que está en tensión, pero también a lo que está presente, el estado de flow, equilibrio, sentir el espacio, la respiración, etc., darnos cuenta de que habitamos un cuerpo.
La información que emana del cuerpo es constantemente integrada e interpretada por el cerebro. La psicobiología ha mostrado que la postura corporal influye en los procesos cognitivos como la atención y memoria, y más allá en el sistema inmune y endocrino. La consciencia corporal desarrollada con la práctica de Yoga es un aliado para las intervenciones psicológicas y el bienestar diario.
Aumentar la conciencia de nuestro cuerpo nos proporciona un lugar adicional en el que asentarnos y desde el que contemplar nuestros pensamientos.
Sería interesante cambiar el paradigma, escucharnos más, percibir y desde ahí ir creando un paisaje, para dejar que lo que está contraído, atrapado, se libere, se exprese, sin mucha intervención. Invitar a un orden (frente a intervenir), crear un contexto para que el orden emerja, es más orgánico, observar cómo se expresa el cuerpo y llevarlo a un lugar más confortable, más ordenado.
No existe el ideal de un cuerpo perfecto, sino más bien, en el terreno en el que estás existe una progresión en lo que se refiere a fuerza, a elasticidad, al aprendizaje motor, que es más óptimo para ti, pero siempre en la frontera de tu propio cuerpo. Así que no hay un sitio mejor, que el sitio dónde estás. Si llegas a comprender esto se produce un estado de Samatha profundo.
Ve poquito a poco movilizándote, aprende de lo que te va diciendo el cuerpo, a veces aprendemos más en la línea curva que en la línea recta. Hay un texto de la edad media del norte de la India que dice: Todo lo que no está aquí, no está en ningún sitio.
La mente está corporizada (Maturana y Varela), cuerpo tienen barreras permeables al entorno y nuestra experiencia es a través de este cuerpo. El cuerpo se construye a través de la acción y su relación con el entorno y viceversa. Vuelta al cuerpo, volver a llegar a casa, y a través de la acción damos sentido a esa casa. Conciencia corporal, de nuestra casa y de nuestro entorno.
Primero habría que entender la forma y después crear el movimiento, primero comprender el cuerpo y después ir al movimiento. También la interacción, la exploración es lo importante.
La mente no es sólo cognitiva, es perceptiva, no estamos separados (como decía la tradición yóguica). Integrar lo intangible. Práctica de Yoga: Explorar desde una sensación de bienestar, de sorpresa, de estar presente, la forma es a posteriori. Un laboratorio, una mente indagadora.
El elemento más distintivo del Yoga, es la vitalidad, el Prana se desbloquea con las asanas, habrás sentido después de un estiramiento como la sensación de descanso cambia. No es algo trascendente, es algo tangible, la profundidad viene de manera natural.
El movimiento consciente nos permite:
• Aprender a llevar la conciencia y «habitar» la experiencia/sensación corporal.
• Observar los patrones mentales habituales, especialmente las que subrayan el esfuerzo.
• Trabajar con las fronteras y la intensidad física y aprender a aceptar nuestros límites.
• Aprender nuevas formas de cuidarnos.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR